piel de guayasamin
Me cuesta describir lo que siento porque es demasiado perfecto, pero usted ha llegado a poner palabras en mis manos. Son los pancitos de irrealidad que la galameli amasa, sólo cuando está contigo, en cuerpo o en pensamiento.
Tengo ganas de escribirlo todo, cada detalle, cada movimiento en cada piel, pero sé que no podría transmitir la emoción pura de recordar todo lo que anoche me significa, escalofríos, sonrisas. En mi cabeza se entrelazan colores, imágenes, palabras, sensaciones. Todo es tan perfecto, todo es tan suave, tan armónico, no puedo amasar esta descripción. Y hoy me queda recordar, sonreír con cierto misterio, con las mejillas un poco sonrojadas, con la cabeza un poco agachada, que nadie más lo note, que nadie me pregunte. Y añorar...
Anoche fue una mirada adelante. Fue una mirada a la cotidianeidad en la que quiero sumergirme, a la vida que quiero tener, a las noches que quiero vivir. Es cierto, abrir un libro hace pensar en lo poco que uno sabe, y aunque no me da lata, como a ti, estar con sueño y “perder tiempo” en el dormir, me gusta la idea de que se transforme en un paso de una pequeña rutina. Me gusta pensar en la próxima vez que tengamos este atisbo, en cuando terminemos de leer la historia de Portugal. Me gusta recordarte acomodado escuchando, y sé que me mirabas de repente, sobre todo cuando se me trababan los nombres, y me acuerdo de tu voz lastimera cuando dijiste que no leyera más, porque mi garganta no está muy bien, y anoche estaba peor que ahora. Gracioso fue también que cambiáramos de lado, hasta que la naturalidad y la desnudez nos llevó a tomar nuestros puestos de siempre, a hacer ese dulce baile de manitos que me mata de amor, con manitos, deditos y apretones de espalda, contando lunares, moviendo la nariz, respirando lento, volviendo a sentir el frío de invierno, y acurrucarme, y que me tengas de pies a cabeza en tus brazos. Completamente amada, completamente enamorada, completamente tranquila. Una mirada adelante y un racconto al Valparadise Planete en un mismo segundo, en un mismo entrelazar de manos, en un mismo destello de Guayasamín, en la piel, la nuestra, no sé si tuya o mía. En las manos, en la trama que tejimos. Viviendo un momento perfecto y eternizable. Y los tristes temores que el otro día aplacó la música dulce de la chinita y el señor, es como si no estuvieran más. No he dejado de pensarlos, pero ya dejé de sentirlos.
Despertar, vestirse, desayunar, fue una dulce forma de despedirnos. Caminar al metro con la lluvia mañanera me hizo recordar una vez de msn del año pasado, cuando me preguntaste si prefería caminar bajo el sol o bajo la lluvia. Y descubro que no soy yo quien amasa el tiempo, eres tú quien me hace mezclar el presente, los sueños, las promesas y el futuro en una sola cosa, en cada conversación, en cada abrazo, en cada risa loca, en cada baile, en cada beso. No es mi don; yo sólo soy una recopiladora de este ir y venir y jugar con el tiempo, esta historia en construcción que es nuestra obra, que a veces nos cuesta creer, esta revelación que no entendemos. Yo sólo pongo palabras –y con ellas limito- que traten de ilustrar nuestra propia magia, nuestros propios destellos. No soy yo, somos nosotros.
Gracias por estos meses (casi cuatro de verdad, tres formales) Me atrevo a pensar que a nuestro particular sentir del tiempo no le importan las cifras ni los días. Y el conteo oficial lo llevamos sólo para sentirnos un poquito comprometidos con el presente, y con el resto de nuestros mundos que se mueven en la lógica de la que sin querer nos escapamos.
Tengo ganas de escribirlo todo, cada detalle, cada movimiento en cada piel, pero sé que no podría transmitir la emoción pura de recordar todo lo que anoche me significa, escalofríos, sonrisas. En mi cabeza se entrelazan colores, imágenes, palabras, sensaciones. Todo es tan perfecto, todo es tan suave, tan armónico, no puedo amasar esta descripción. Y hoy me queda recordar, sonreír con cierto misterio, con las mejillas un poco sonrojadas, con la cabeza un poco agachada, que nadie más lo note, que nadie me pregunte. Y añorar...
Anoche fue una mirada adelante. Fue una mirada a la cotidianeidad en la que quiero sumergirme, a la vida que quiero tener, a las noches que quiero vivir. Es cierto, abrir un libro hace pensar en lo poco que uno sabe, y aunque no me da lata, como a ti, estar con sueño y “perder tiempo” en el dormir, me gusta la idea de que se transforme en un paso de una pequeña rutina. Me gusta pensar en la próxima vez que tengamos este atisbo, en cuando terminemos de leer la historia de Portugal. Me gusta recordarte acomodado escuchando, y sé que me mirabas de repente, sobre todo cuando se me trababan los nombres, y me acuerdo de tu voz lastimera cuando dijiste que no leyera más, porque mi garganta no está muy bien, y anoche estaba peor que ahora. Gracioso fue también que cambiáramos de lado, hasta que la naturalidad y la desnudez nos llevó a tomar nuestros puestos de siempre, a hacer ese dulce baile de manitos que me mata de amor, con manitos, deditos y apretones de espalda, contando lunares, moviendo la nariz, respirando lento, volviendo a sentir el frío de invierno, y acurrucarme, y que me tengas de pies a cabeza en tus brazos. Completamente amada, completamente enamorada, completamente tranquila. Una mirada adelante y un racconto al Valparadise Planete en un mismo segundo, en un mismo entrelazar de manos, en un mismo destello de Guayasamín, en la piel, la nuestra, no sé si tuya o mía. En las manos, en la trama que tejimos. Viviendo un momento perfecto y eternizable. Y los tristes temores que el otro día aplacó la música dulce de la chinita y el señor, es como si no estuvieran más. No he dejado de pensarlos, pero ya dejé de sentirlos.
Despertar, vestirse, desayunar, fue una dulce forma de despedirnos. Caminar al metro con la lluvia mañanera me hizo recordar una vez de msn del año pasado, cuando me preguntaste si prefería caminar bajo el sol o bajo la lluvia. Y descubro que no soy yo quien amasa el tiempo, eres tú quien me hace mezclar el presente, los sueños, las promesas y el futuro en una sola cosa, en cada conversación, en cada abrazo, en cada risa loca, en cada baile, en cada beso. No es mi don; yo sólo soy una recopiladora de este ir y venir y jugar con el tiempo, esta historia en construcción que es nuestra obra, que a veces nos cuesta creer, esta revelación que no entendemos. Yo sólo pongo palabras –y con ellas limito- que traten de ilustrar nuestra propia magia, nuestros propios destellos. No soy yo, somos nosotros.
Gracias por estos meses (casi cuatro de verdad, tres formales) Me atrevo a pensar que a nuestro particular sentir del tiempo no le importan las cifras ni los días. Y el conteo oficial lo llevamos sólo para sentirnos un poquito comprometidos con el presente, y con el resto de nuestros mundos que se mueven en la lógica de la que sin querer nos escapamos.
2 Comments:
caminando y mirando hacia adelante, más adelante de los pasos, con una pequeña sonrisa en el rostro y una grande en el pecho; así me imagino escuchándola, y mirándola, a usted, pensando, armando y desarmando, encontrando y sabiendo que ese caracol que puse en mi ventana llegará a destino, nada de que preocuparse.
Te Amo Preciosa (con sueñito)...
d- xb.....!!!
Te amo preciosa, esa sonrisa, tu gracia incomparable, tu duda de la realidad, tú, completa...
d- -b.....extrañándote
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